Deontay Wilder, otra esperanza negra, ¿seguro?

Deontay Wilder

El peso pesado Deontay Wilder, famoso por lo rotundo de sus números (30-0, 30 KO), se erige como la nueva gran esperanza negra, y americana, en la categoría reina del boxeo, etiqueta que también fue colgada hasta no hace mucho a Seth Mitchell (26-2-1; 19 KO), antes de diluirse en dos derrotas antes del límite. Con este precedente de mucho ruido y pocas nueces, debemos sospechar de Wilder.

Mitchell era también un protegido de Golden Boy. Tenía todo a su favor: invicto, pegador, negro y estadounidense. Olía a dinero. Su mayor reto estaba fijado para el 17 de noviembre de 2012, cuando se enfrentaría a Johnathon Banks (entonces 28-1-1; 18 KO), en una eliminatoria para disputar el título mundial a Vitali Klitschko. Perdió por KOT en 2 asaltos. La primera en la frente.

Rápidamente su promotora corrió un tupido velo, organizó inmediata revancha y ganó por decisión unánime. Fue sólo un contratiempo, un leve retraso en los planes. Encarrilado, sus manejadores le daban la oportunidad de disputar el título Internacional CMB, de cara a un futuro choque con los Klitschko. Y otra vez perdió por KO. El que le propinó Chris Arreola en el primer asalto.

La etiqueta de ‘gran esperanza negra’, tan atractiva ella, quedó vacante por poco tiempo. Wilder acaparó la atención con su porcentaje de KO del 100%, su alzada de 2 metros y gran alcance, ideal para luchar con los ucranianos utilizando sus mismas armas. Frenar al fuego con fuego. Su historial de víctimas está lleno de nombres discretos y algún campeón mundial fugaz, como Siarhei Liakhovich.

El sábado ha vuelto a ganar antes del límite y su promotora ya trabaja en enfrentarlo a Bermane Stiverne (23-1-1; 20 KO), nº 1 en el ranking del Consejo Mundial, en previsión de que el vigente campeón Vitali Klitschko, deje vacante el cinto en pos de centrarse en su carrera política. De concretarse, Wilder debería ganar por juventud, tamaño y potencia, para después enfrentarse Wladimir. Pero paso a paso. Stiverne es la piedra de toque que evaluará su nivel real.

Si supera ese examen, Estados Unidos por fin volvería a presumir de un campeón en los pesos pesados, al menos durante el tiempo que tarde en enfrentarse a Wladimir. Wilder tiene mucho que mejorar, empezando por la defensa. Su ventaja de alcance y pegada no servirían en ese caso. La historia es cíclica y tengo la sensación de experimentar un déjà vu. Dicen que este es el bueno, pero yo veo un Mitchell más espigado.

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