'A golpes con la vida', de Poli Díaz

A golpes con la vida
Por Marcos Vilaseca.- Me hace especial ilusión inaugurar esta sección con la autobiografía del Potro de Vallecas, seguramente uno de los mejores boxeadores españoles de los últimos tiempos. Hace unos meses Jesús Arribas ya comentó la publicación de A golpes con la vida, libro que compró “por curiosidad, por saber de su vida al margen del boxeo, contada por él, con su humor y su forma de ver el lado positivo a cualquier drama”. Y, efectivamente, así es; si hay algo que destila Poli es humor y optimismo.

A poco que le conozcan sabrán que la vida de Poli Díaz no ha sido fácil. Nacido en el seno de una familia humilde en un barrio de la periferia de Madrid degradado por el tráfico y consumo de drogas, el Potro explica que su infancia estuvo marcada por su carácter inquieto, curioso y “echado p’alante”. Poco dado a los estudios (“Sé lo justo para leer y escribir, y mal, que por eso para sacar este libro me han ayudao”, como él mismo revela), pronto descubrió sus dotes para el boxeo gracias, en parte, a su excepcional condición física.

El boxeo, como en tantos otros casos, le apartó de la calle y de la droga y le proporcionó una forma de ganarse la vida. A partir de ahí, Poli relata su fulgurante ascensión bajo la protección de Enrique Sarasola: el campeonato de España, de Europa y, finalmente, la pelea por el título mundial de los pesos ligeros contra Pernell Whitaker, el combate que marcó un punto de inflexión en su vida y tras el cual inició su no menos rápido descenso a los infiernos de la droga, la pobreza y la desesperanza.

Entre medio el Potro de Vallecas intercala multitud de anécdotas, como sus problemas para dar el peso antes de los combates y los trucos que empleaba para lograrlo, sus rutinas de entrenamiento, lo mucho que le gustaba correr por la sierra de Guadarrama, la relación con sus sparrings y numerosos detalles sobre su vida personal y privada. No evita los temas más controvertidos (su breve etapa como actor porno… ¡junto a Nacho Vidal!), sensacionalistas (descubrimos la existencia de su hijo secreto), violentos (sus numerosas detenciones por agresión, con las consiguientes entradas y salidas de la cárcel) y oscuros (el periodo en que vivió enganchado a la heroína en una tienda de campaña en el poblado de La Rosilla), pero siempre narrados con sinceridad, sin tapujos, dando su propia versión de los hechos y desmintiendo algunos bulos que corren por ahí. “La gente tiene la lengua muy suelta. Aquí todo el mundo habla por hablar y, como lo hacen sin saber, casi nadie dice la verdad”, son las primeras frases de su autobiografía.

Esta vida de contrastes daría para un tocho de por lo menos 600 páginas, sin embargo —y ahí reside uno de los grandes aciertos del libro— se nos ofrece concentrada en poco más de 200. Por lo tanto aquí no hay lugar para el aburrimiento; constantemente están pasando cosas, cada nuevo párrafo encierra una pequeña gran historia que Poli Díaz nos cuenta en un estilo coloquial, con sus propios modismos, su desparpajo, su lenguaje de barrio y sus confesiones a quemarropa (“Boxeaba por dinero, y por dinero me metí también en el porno. Pero los polvos que a mí me interesaban eran otros”), casi como si lo tuviésemos sentado en el salón de casa. Así descubrimos el verdadero carácter que se esconde detrás del boxeador de las páginas de sucesos: una persona noble, con sentido del humor, muy amigo de sus amigos y siempre dispuesto a defender a los más débiles frente al abuso físico, a pesar de los problemas que eso le pueda acarrear.

No importa si son ustedes lectores habituales o no, si les interesa mínimamente la desbocada vida del Potro de Vallecas, háganse con este libro. Ya verán como lo devoran en un par de días. Lo pueden leer en el baño, en el trabajo e incluso mientras su pareja ve la tele a todo volumen. Da igual, una vez hayan ojeado la primera página ya no lo podrán soltar.


A golpes con la vida
Poli Díaz
Autobiografía
Ed. Espasa (Col. Boreal), 229 págs.

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