Huck no supera el frente ruso

El serbio Muamar Hucic, nacionalizado alemán y rebautizado como Marco Huck, efectuó el salto a la división pesada ante el campeón olímpico de esta categoría en 2004, el ruso Alexander Povetkin. Huck venía de cosechar un muy buen historial en la categoría de peso crucero y su ambición y la de sus promotores, no sé cual influyó más, le llevaron a aventurarse hacia la ruta que lleva a la cima más alta del boxeo.

El encuentro se asemejaba a un choque entre un buen sedán alemán y una locomotora del Transiberiano. Povetkin, con una ventaja de 9 kilos sobre su rival, es a día de hoy y tras el chasco de David Haye, el mayor reto que se puede presentar a los hermanos Klitschko, hoy caciques de los pesos pesados. Más allá no se encuentran hombres con posibilidades reales de victoria. Pero si algo tiene este deporte, es eso.
Marco Huck vs Alexander Povetkin
La imprevisión. Si la semana pasada vimos al todopoderoso Vitali tener que aplicarse más de lo esperado ante un irreverente y correoso Dereck Chisora, esta hemos asistido a un encuentro más igualado de lo imaginado. Tras un principio pausado que insinuaba un tranquilo peregrinar hacia una nueva victoria rusa, Huck empezó a proyectar diversas embestidas y combinaciones que afectaron a su rival.

No ayudó a Alexander una preparación física algo escasa, aparentemente, ya que desde la mitad de la pelea se le vio falto de continuidad en sus acciones y buscando el aire en cada momento de respiro que podía arañar. Utilizó de forma constante la técnica de agachar la cabeza a la altura de la cintura de su rival, terminando en agarre y posterior intervención arbitral.
Alexander Povetkin boxer
Curiosamente el púgil local no supo anular esta acción y colaboró en embarrar una pelea que derivó en una constante de abrazos y poco boxeo. El frío ruso supo manejarse aún en los peores momentos y logró exhibir algunos de sus golpes más contudentes, anotándose por la mínima los asaltos necesarios para lograr la victoria. El ímpetu de Huck duró hasta el último segundo.

Victoria dividida y respiro para Povetkin en una fea actuación que desluce algo su figura. Marco Huck, por su parte, confirma lo buen boxeador que es y muestra un gran corazón para abordar grandes retos pero, siendo realistas, no representa nada revolucionario en una división dominada por gigantes de dura pegada. Siguiendo el ejemplo de Adamek, hay que ser concientes de nuestros límites.

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