Pacquiao vs Márquez, la historia interminable

Pacquiao-Márquez III, un trámite para el “Rey libra por libra” antes de firmar el mayor contrato de su vida con Mayweather. Ese era el guión esperado. Craso error. Nunca subestimes a un guerrero azteca. Juan Manuel Márquez, de 38 años, encaraba a un rival en el cenit de su carrera, trataría de buscar la sorpresa, cobrar una buena bolsa y disfrutar de su caudal con la añorada familia.

El precedente en el peso pactado tampoco era halagüeño. Prometía su mejor acondicionamiento, un entrenamiento novedoso y una gran dirección en la esquina. Pero ya nos conocemos esas historias, las palabras se las lleva el viento. Pero, en este caso, ni un monzón filipino pudo con ellas. De hecho, ni se desató esa tormenta, en todo caso, un choque de vientos de similar intensidad. 

Pacquiao vs Márquez
Esta edición fue diferente a las anteriores. Se conocían bien, se respetaban, su ritmo estaba contenido, reservándose los últimos 10 segundos de los primeros asaltos para improvisar alguna escaramuza más parecida a las batallas precedentes. Fue una lección de boxeo, noble, limpio y con la pausa suficiente para disfrutarlo al mismo tiempo que preguntarse quién había ganado la ronda.

Esta sí fue una pelea con buen uso de la estrategia, (nada que ver con la birria de Narváez y Nonito), en la que se erige como claro vencedor Don Ignacio Beristain, quien parece haberle dedicado todo el tiempo a Márquez y olvidarse de Alfredo Angulo, lo cual sería una estafa, o bien “El Perro” no siguió sus indicaciones, lo cual fue una insensatez, visto el resultado.

¿Y Pacquiao? Se hace extraño que, en una pelea triunfal del astro asiático, no sea quien se lleve los titulares. Lo cual dice lo inesperado de la actuación de su oponente, y lo discreto de la suya. Un Pacquiao inédito, descafeinado, (¿pensando más en la política?), de mirada perdida, desorientado en su esquina con diferentes y políglotas consejos, seguía sin encontrar la medicina para inmunizarse de su kriptonita mexicana. 

Y van 36 asaltos. Sin novedad en el frente. ¿Cuarto combate? Para qué. Estos dos deportistas dejan una de las mejores trilogías del boxeo y a los aficionados divididos, con argumentos sólidos para ambas partes. Manny no fue Pacquiao. Es humano, pero aún así sobrevivió al picante azteca. Quizás ha perdido caché o no era tan bueno. O en eso se pensará “Money”. Lo dicho, todo sigue igual.

PD: ¿Mi puntuación? 114-114

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